Nacida en Gualeguay, provincia de Entre Ríos, comenzó su inseparable abrazo con el acordeón siendo muy pequeña, motivada por sus armonías y por aquellas melodías que escuchaba desde niña.
Desde los siete años se inició en el estudio del instrumento con el maestro Tito Martín, en su ciudad natal. Llegarían luego otros maestros que aportarían, en su adolescencia, elementos que definirán su elección en el camino de la música.
Ernesto Montiel, Abelardo Dimotta, Tarragó Ros, fueron los primeros que sonaron en ella con el ritmo cadencioso del chamamé y los fue respirando en su fuelle. Después vendrían Raúl Barboza, Rudi y Nini Flores, y otros nombres señeros en la música del litoral que fueron perfilando un “quehacer musiquero”.
Pero todo espíritu inquieto permanece alerta en la búsqueda afanosa de la perfección y ensaya nuevos matices, nuevas sonoridades. Y, en esa búsqueda, se suceden los escenarios en los que abreva experiencia y se incorporan tonalidades diferentes. Suma aplausos y gana profesionalidad en festivales de jerarquía nacional (Festival Nacional de Baradero; Homenaje al Padre de la Patria, San Rafael, Mendoza; Festival Nacional de la Yerba Mate, Apóstoles, Misiones; Fiesta Nacional de la Artesanía, Colón, Entre Ríos, donde fue Primer Premio y Consagración 2000). Comparte escenarios con grandes nombres de la música como en aquel Encuentro Nacional de Acordeonistas en 2003, junto a Ildo Patriarca, con quien profundizaría sus conocimientos de acordeón. Acompañó a Raúl Barboza, en diferentes oportunidades a pedido del músico. Destacables actuaciones tuvo junto a la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos y junto al Chaqueño Palavecino, quien la invitó a compartir una gira con él por toda la provincia de Salta. Por mencionar sólo alguno de sus antecedentes.
Actualmente, viene desarrollando actuaciones en todo el país y ha logrado alcanzar un estilo con nombre propio a partir de la nueva conformación de su grupo junto a Martín Correa, en guitarra, y Leonardo García, en bajo. Hoy su identidad musical está definida y ya se reconoce su sello como:
Desde los siete años se inició en el estudio del instrumento con el maestro Tito Martín, en su ciudad natal. Llegarían luego otros maestros que aportarían, en su adolescencia, elementos que definirán su elección en el camino de la música.
Ernesto Montiel, Abelardo Dimotta, Tarragó Ros, fueron los primeros que sonaron en ella con el ritmo cadencioso del chamamé y los fue respirando en su fuelle. Después vendrían Raúl Barboza, Rudi y Nini Flores, y otros nombres señeros en la música del litoral que fueron perfilando un “quehacer musiquero”.
Pero todo espíritu inquieto permanece alerta en la búsqueda afanosa de la perfección y ensaya nuevos matices, nuevas sonoridades. Y, en esa búsqueda, se suceden los escenarios en los que abreva experiencia y se incorporan tonalidades diferentes. Suma aplausos y gana profesionalidad en festivales de jerarquía nacional (Festival Nacional de Baradero; Homenaje al Padre de la Patria, San Rafael, Mendoza; Festival Nacional de la Yerba Mate, Apóstoles, Misiones; Fiesta Nacional de la Artesanía, Colón, Entre Ríos, donde fue Primer Premio y Consagración 2000). Comparte escenarios con grandes nombres de la música como en aquel Encuentro Nacional de Acordeonistas en 2003, junto a Ildo Patriarca, con quien profundizaría sus conocimientos de acordeón. Acompañó a Raúl Barboza, en diferentes oportunidades a pedido del músico. Destacables actuaciones tuvo junto a la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos y junto al Chaqueño Palavecino, quien la invitó a compartir una gira con él por toda la provincia de Salta. Por mencionar sólo alguno de sus antecedentes.
Actualmente, viene desarrollando actuaciones en todo el país y ha logrado alcanzar un estilo con nombre propio a partir de la nueva conformación de su grupo junto a Martín Correa, en guitarra, y Leonardo García, en bajo. Hoy su identidad musical está definida y ya se reconoce su sello como:
Mariela Campodónico Trío*
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